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MALINCHISMO



Si eres estudiante de español, puede pasar que te cueste trabajo seguirle el hilo a la conversación. No necesariamente porque tu nivel de español no sea suficiente, sino porque no cuentas con el bagaje cultural necesario para interpretar ciertas cosas. Un buen ejemplo de la estrecha relación que hay entre cultura y lengua, lo podemos encontrar en el término “malinchismo”.


El origen de esta palabra se remonta a la época de la conquista por parte de la Corona Española de gran parte del territorio que ahora es México. En su expedición por estas tierras, Hernán Cortés, el Capitán General, para poder comunicarse, recurría a una mujer indígena bautizada con el nombre de “Marina” que hablaba náhuatl, maya y no tardó en aprender español.


Bernal Díaz del Castillo, un miembro de la expedición, da cuenta de que, como Cortés pasaba mucho tiempo con Marina, especialmente en sus reuniones con embajadores o caciques, los indígenas empezaron a referirse a él como “el capitán de Marina” o, para más corto “Malinche”, “Malintzin” en náhuatl, agregando el sufijo “-tzin” que muchas veces se usa para denostar respeto. De hecho, este apodo no solo lo recibía Cortés, sino también Jerónimo de Aguilar y Juan Pérez de Arteaga, porque también los asociaban con Marina.


Con el tiempo, se desarrolló la idea de que la ayuda que Marina proveyó a Cortés había sido un acto de traición, haber sido la traductora de estos extranjeros significaba una profunda deslealtad. La verdad es que Marina no pertenecía a ninguno de los pueblos conquistados por Cortés. No era de Tenochtitlan ni de Texcoco ni de Tlacopan. Entonces, ver su relación con Cortés como algo deshonroso, es cuestionable.


Pero independientemente de qué tan acertado o no es verla como traidora, Marina, ahora también conocida como la Malinche, se convirtió en símbolo de una estima desmedida por lo extranjero, a costa del menosprecio, del desdeño por lo que es nos propio. De ahí el término “malinchismo” para describir el rechazo hacia lo que es nuestro. Una actitud que, desafortunadamente, a veces está presente entre los mexicanos. Probablemente como herencia de la colonización.




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