Existe la idea de que interactuar de manera frecuente con mexicanos ayuda a que aprendas a comunicarte mejor. Se cree que más contacto con personas que hablan otro idioma, nos hace acostumbrarnos a su acento, a comunicarnos más fácilmente con ellos y a ser más sensibles y empáticos con las diferencias culturales.
Sin embargo, Spencer-Rodgers y McGovern matizan esta idea. Explican que las interacciones por sí mismas no llevan a que las personas se entiendan mejor ni a que entablen relaciones más constructivas. De acuerdo con su estudio, el contacto social no tiene mayor efecto en cómo nos sentimos al interactuar con personas de otro grupo ni en los juicios que hacemos sobre ellos. Más que la frecuencia de estas interacciones, lo que tiene más peso en cómo nos sentimos cuando entramos en contacto con otra comunidad, son los prejuicios.
Al describir a personas de un grupo distinto al nuestro, los atributos más despectivos están relacionados tanto con la deficiencia del otro a hablar nuestro idioma, como con los obstáculos culturales. O sea que las diferencias en los estilos de comunicación no verbal y las variaciones en valores, normas y costumbres contribuyen fuertemente a estos problemas de comunicación.
Por eso, un frecuente contacto social entre extranjeros y mexicanos puede tener el efecto adverso de que las personas se enfoquen más en las diferencias culturales y las dificultades de comunicación. La forma de atenuar esto, es informarte sobre el trasfondo de la vida de los mexicanos, eso que solo se ve desde adentro, para deshacerte de prejuicios y librar la barrera cultural que dificulta el mutuo entendimiento.
Para saber más: “Attitudes toward the culturally different: the role of intercultural communication barriers, affective responses, consensual stereotypes, and perceived threat” de Julie Spencer-Rodgers y Timothy McGovern.
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